Para abordar este tema, que para algunos espanta, hay que verlo desde la perspectiva de tres premisas:
- La premisa ideológica
- La premisa política
- La premisa de Gobierno
La premisa ideológica, liberal clásica, dice que contamos con tres derechos naturales e inalienables: Vida, libertad y propiedad privada.
Lo cual significa que contamos con el derecho a la vida y a disfrutarla viviendo en libertad y gozando de la propiedad que con nuestro talento y trabajo nos forjamos al tiempo que vivimos.
Ahora bien, para que la premisa ideológica se cumpla, debe existir una premisa política derivada de la propia premisa ideológica, y está es que el Gobierno debe encontrarse limitado a ofrecer servicios de seguridad y justicia, que protejan la vida, la libertad y la propiedad privada, y servicios de infraestructura básica, que permita el establecimiento de nuestra propiedad.
Finalmente, la premisa de Gobierno, uno limitado, nos dice que al Estado pertenece el monopolio de la violencia. Esto es algo que confunde a algunos, pues les crea la impresión de que sólo al Estado le corresponde el uso de armas de fuego, lo cual no es así. El monopolio de la violencia se refiere precisamente al monopolio de la justicia, que significa que el único persecutor del delito debe y tiene que ser el Estado.
Particularmente yo no soy un pro-armas de fuego. Aunque sí que apoyo el derecho legítimo a la defensa propia y la libre portación de armas de fuego. ¿Contradictorio? Me explico, no soy un pro-armas de fuego en el sentido de que no quiero ver a mi mamá en la necesidad de ir a la tienda portando un arma de fuego por su seguridad. Lo anterior no significa que yo no apoye a las personas que se quieran sentir seguras en todo momento, salvaguardando su vida, su libertad y su propiedad.
Pasemos al derecho a la defensa y a las armas de fuego. La premisa superior, que es la ideológica, no puede ser socavada por las premisas subsecuentes, la política y la de Gobierno, al contrario. Para ello, para que prevalezca el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, deben de procurarse tres políticas públicas, de derecha conservadora y capitalistas liberales, que son:
- Desregular
- Privatizar
- Abrir mercados a la competencia
Se trata de tres políticas públicas enmarcadas en las tres premisas antes mencionadas: la ideológica, la política y la de Gobierno. Estas políticas públicas nos permitirían, entre otras cosas, eliminar las leyes que restringen el derecho a la defensa, la compra-venta de armas de fuego y la libre portación. No habría leyes que regulen, se quitarían las manos del Estado sobre el tema de la restricción en la compra-venta de armas, abriendo los mercados a la competencia.
De tal manera que contemos con un Gobierno limitado, a los servicios de seguridad y de justicia, pero que permita el derecho irrestricto a la defensa propia. La defensa no es violencia, la defensa es un mecanismo que se ejerce en contra de los que son violentos. El monopolio de la violencia, es decir la persecución del delito, queda en manos del Estado y de sus instituciones. El mercado queda libre para ofrecer productos, armas de fuego y accesorios, y servicios de capacitación y adiestramiento en el uso de armas de fuego, y por qué no, hasta el ejercito puede ofrecer estos servicios en un esquema de servicio militar libre y opcional.
Sin embargo, para llegar a este nivel armonioso de verdadera seguridad, se requiere de un proyecto y de un programa, ambos políticos, pues a los actuales políticos tradicionalistas no les interesa, pues ellos no parten de las premisas aquí planteadas.
El proyecto es el de LA GRAN DEVOLUCIÓN y el programa es el de LAS 5 REFORMAS. Es un proyecto y un programa que busca devolver a los ciudadanos lo que les corresponde y les pertenece, y limitar al Gobierno, para que se dedique a lo que más nos urge, seguridad, justicia e infraestructura básica, y ya deje de meterse en lo que no le corresponde.