En memoria de Don Alejo Garza Tamez y en defensa del derecho más civilizatorio de todos: ser dueño de tu propio esfuerzo
A partir de hoy, 14 de noviembre del 2025, el calendario liberal clásico mexicano conmemora el Día de la Propiedad Privada, una fecha que no nació de un decreto oficial ni de un discurso gubernamental, sino del sacrificio de un hombre común que se convirtió en leyenda: Don Alejo Garza Tamez.
Su historia es conocida, pero no siempre reflexionada en toda su profundidad.
El hombre que defendió lo suyo cuando el Estado no pudo
El 14 de noviembre de 2010, Don Alejo, empresario y ranchero de Tamaulipas, enfrentó una situación que millones de mexicanos han vivido en menor o mayor escala: la amenaza de perder lo que construyó con su trabajo ante manos criminales, mientras el Gobierno permanecía ausente.
Un grupo armado le exigió entregar su rancho.
Don Alejo respondió que volvería con una decisión.
Y lo hizo.
Pero no regresó para negociar: regresó para prepararse.
Durante la noche del 13 de noviembre, reforzó puertas, aseguró ventanas, colocó municiones y dejó cartas a su familia.
A las primeras horas del 14 de noviembre, cuando los criminales regresaron para apoderarse de su propiedad, Don Alejo los enfrentó completamente solo.
Cayó en combate, pero no cedió.
Su rancho no fue tomado.
La policía llegó solo después, cuando la batalla había terminado.
Don Alejo murió como vivió: siendo dueño de sí mismo y de lo suyo.
¿Por qué su acto se convirtió en un símbolo nacional?
Porque Don Alejo representa la realidad que nadie quiere admitir pero todos entienden:
- Que la propiedad privada en México es constantemente amenazada.
- Que el Estado muchas veces falla en garantizarla.
- Que sin propiedad privada, no hay libertad, no hay economía, no hay futuro.
- Que millones de familias trabajan toda la vida para construir algo… y temen perderlo en segundos.
Su resistencia no fue un acto temerario: fue un acto profundamente humano.
El mismo que mueve o que debería de mover a cualquiera que ve amenazada su casa, su negocio, su tierra, su dignidad.
La propiedad privada: el pilar civilizatorio que hoy está en riesgo
La propiedad privada no es un lujo de ricos.
Es el derecho más básico después de la vida: porque lo que posees es, en esencia, vida convertida en trabajo.
Sin propiedad privada:
- No hay inversión.
- No hay ahorro.
- No hay familia con futuro.
- No hay comunidad productiva.
- No hay justicia posible.
- No hay libertad personal.
La historia demuestra —desde Locke hasta Milton Friedman— que las sociedades prosperan cuando el trabajo y el talento de cada persona tienen protección jurídica e institucional.
En México, sin embargo, ese derecho es vulnerable:
- Invasiones de terrenos.
- Expropiaciones disfrazadas.
- Extorsión a negocios.
- Cobro de piso.
- Crimen organizado ocupando tierras.
- Autoridades omisas o cómplices.
El 14 de noviembre nos obliga a recordar que un país sin propiedad privada asegurada es un país sin futuro.
Por qué celebrar este día: una nación no se levanta sin defender lo que es suyo
Conmemorar el Día de la Propiedad Privada no es un acto ideológico.
Es un acto de sentido común y de supervivencia civil.
Se celebra porque:
- Nos recuerda que la libertad no existe sin propiedad.
- Nos exige fortalecer la justicia y la seguridad.
- Honra a quienes trabajan honestamente.
- Señala a los gobiernos que no cumplirán con su obligación si no se les exige.
- Inspira a una nueva cultura de respeto, legalidad y responsabilidad.
Pero, sobre todo, se celebra porque Don Alejo no murió por un papel, un título o un cerco de alambre… murió por su historia, su trabajo y su legado.
Murió por lo mismo que millones de mexicanos defienden cada día.
Un llamado a la conciencia nacional
Hoy, el sacrificio de Don Alejo nos interpela:
- ¿Qué país queremos ser?
- ¿Uno en el que la propiedad depende de la fuerza del criminal?
- ¿O uno en el que la propiedad se respeta, se defiende y se honra como condición de libertad?
El 14 de noviembre no es una fecha para celebrar la tragedia.
Es una fecha para celebrar el principio que lo motivó: el derecho de cada persona a ser dueña de su vida y de su esfuerzo.
Que la historia de Don Alejo Garza Tamez nos recuerde que la propiedad privada no es una concesión del Estado: es un derecho humano que debemos proteger, exigir y conmemorar.