Desde una perspectiva política, nacemos libres, contraria a la perspectiva filosófica. Y aunque nacemos sin riqueza la ley natural no nos impide ni la libertad ni el acceso a la riqueza en todas sus formas.
Hace tiempo fui a misa católica en la Parroquia María Siempre Virgen – Juárez, N.L., para mi sorpresa la homilía trató sobre la libertad y la esclavitud, tema que en lo personal me encanta. La homilía la impartió el sacerdote Enrique Franco Cavazos, y lo hizo magistralmente.
El párroco se apoyó en la carta de Pablo a los Gálatas capítulo 5 que en su versículo 1 dice así:
Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.
Gálatas 5:1
La lectura continuó con Gálatas capítulo 5 versículos del 13 al 18:
Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la ley se resume en este solo mandato: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos.
Por lo tanto, digo: Vivan según el Espíritu, y no busquen satisfacer sus propios malos deseos. Porque los malos deseos están en contra del Espíritu, y el Espíritu está en contra de los malos deseos. El uno está en contra de los otros, y por eso ustedes no pueden hacer lo que quisieran. Pero si el Espíritu los guía, entonces ya no estarán sometidos a la ley.
Gálatas 5:13-18
Aunque Pablo no escribió un evangelio él fue un evangelista, tal vez el más grande evangelista cristiano de todos los tiempos. Pablo quien, según él mismo relató, recibió el evangelio directamente de Cristo, comprendía la verdad revelada acerca de que los humanos tenemos a nuestro alcance el regalo de la libertad, a nivel incluso político.
Dirán aquellos a los que no les gusta relacionar lo religioso con lo político, que no es así. Pero sí lo es, pues Pablo menciona la ley y la ley es política, pues la política es el conjunto de reglas y leyes que rigen a una sociedad.
Pablo enseña, y así lo hizo ver en la homilía el párroco Enrique Franco Cavazos, que el regalo de la libertad viene con una carga de responsabilidad: La libertad no debe ser usada para satisfacer nuestro propio egoísmo o nuestros instintos más básicos.
¿Qué quiere decir Pablo con esto? Pues que es preferible vivir en libertad pero con responsabilidad, en lugar de estar sometidos a leyes que regulen o nos priven de nuestras libertades y nos conviertan en esclavos.
El regalo de la libertad nos da la posibilidad de servirnos unos a otros, como se lee en Gálatas 5:13. Y ese servicio no significa gratuitidad, pues todo cuesta, más bien significa que somos libres de intercambiar valor los unos con los otros. Como lo hace un sacerdote intercambiando sus habilidades y conocimiento a los parroquianos y los parroquianos apoyando a su parroquia financieramente o con sus talentos. Comprar y vender de forma libre o hacer donaciones a causas benéficas libremente, son ejemplos de ese servicio del que se habla en Gálatas
Pero si existe algo que estorbe en el libre intercambio de valor, algo como una ley, una regulación, un impuesto injusto, etcétera, entonces ya no estamos hablando de libertad, sino de servidumbre hacia un tercero: Esto es esclavitud.
Los liberales clásicos creemos que las leyes deben de estar alineadas a lo que es natural y que deben de existir sólo para gobernar y regular a los ingobernables o a los que no se saben gobernar a sí mismos: A los criminales.
La gente buena, la honesta, la trabajadora, los hombres y mujeres de familia, los empresarios, los maestros y sus escuelas, los médicos y sus hospitales, las iglesias y sus instituciones alternas, y todas las instituciones privadas, etcétera, todos ellos y todos nosotros, no requerimos de leyes que nos gobiernen, pues podemos y debemos gobernarnos a nosotros mismos.
Por desgracia, en el sistema en el que vivimos estamos lejos de lo que Pablo escribió a los Gálatas, porque no existe esa libertad política hoy en día, hemos aceptado las leyes humanas que no son las naturales y no podemos ser servidores los unos de los otros, como recomendaba Pablo. Servimos a un amo: Al Estado.
Así que te invito a responder la pregunta del título del artículo. También te invito a darle la vuelta al Estado en el que nos encontramos y transitemos hacia un Estado en donde el Gobierno esté limitado, tengamos la oportunidad de servirnos los unos a los otros vía el libre mercado, y nos volvamos propietarios de nuestra riqueza.