¿Qué leyes malas deberíamos eliminar primero?

¿Qué son exactamente las “leyes malas”?

Son aquellas que atentan contra la libertad y la justicia, que sofocan la economía, debilitan a la familia, a la educación, a los partidos, a las iglesias y al buen gobierno. En resumen, son leyes que obstaculizan el desarrollo humano y social.

¿Existen leyes buenas?

Sí. Las leyes buenas son aquellas que garantizan un marco jurídico estable, predecible e imparcial. Hablamos de las leyes ordinarias contenidas en los Códigos Penal, Civil y de Comercio: normas universales, aplicables a todos sin privilegios ni excepciones.

Una cuestión de enfoque

Las leyes malas pueden clasificarse por su impacto económico, social o político. No reconocer su variedad puede llevarnos a un análisis limitado, como ocurre cuando se afirma que “los impuestos son robo”, y se construye toda una narrativa exclusivamente en torno a ellos.

Sin embargo, los impuestos son solo una pieza del rompecabezas. En términos de daño económico, hay leyes que afectan mucho más que los impuestos.

El caso de China

Desde los años 80, China emprendió una profunda reforma económica eliminando numerosas leyes intervencionistas. Hoy, diversos estudios sitúan a China como una economía con mayor libertad económica que Estados Unidos en varios aspectos, aunque sigue siendo una economía planificada. Lo interesante es que China no eliminó los impuestos, pero sí eliminó otras barreras que frenaban la actividad económica.

Esto no es una defensa de China ni de los impuestos, sino una invitación a ver el panorama completo: las leyes malas, en conjunto, son también un impuesto a la libertad y al desarrollo.

El catálogo de leyes malas

A continuación, una clasificación de las leyes que más obstaculizan la vida política, económica y social de una nación:

  1. Actividades y relaciones productivas: Incluye leyes como el control de precios, las normas antimonopolio mal aplicadas y aquellas que permiten al Estado crear empresas en sectores supuestamente “estratégicos”.
  2. Impuestos, multas e inflación: Más allá del monto, el problema está en el entramado legal que complica, castiga y confunde. La inflación, promovida por leyes de banca central, es también una forma de expolio legalizado.
  3. Moneda, banca y finanzas: El núcleo de las leyes malas. Al controlar el dinero y la banca, el Estado crea una economía artificial. La banca central no es parte del capitalismo, sino una idea extraída del Manifiesto Comunista.
  4. Bolsa de valores, seguros y mercado de divisas: Altamente regulados, estos sectores son manipulados por leyes que obstaculizan su funcionamiento libre y transparente.
  5. Discriminaciones y privilegios legales: Leyes que otorgan privilegios a ciertos grupos y discriminan a otros, rompiendo el principio de igualdad ante la ley.
  6. Actividades sociales (i): empleo, trabajo y sindicatos: Las leyes laborales suelen disfrazarse de protección al trabajador, pero en realidad limitan su desarrollo. En América Latina, esta rigidez ha llevado a millones a migrar a países con regulaciones más flexibles.
  7. Actividades sociales (ii): educación, salud y seguridad social: A pesar de grandes presupuestos, los sistemas controlados por el Estado rara vez cumplen con las expectativas. Y por ley, están monopolizados por el mismo Estado.
  8. Drogas y armas: Las leyes que prohíben la posesión de armas terminan beneficiando a quienes trafican con drogas y controlan territorios. El ciudadano común queda indefenso, criminalizado por querer protegerse.
  9. Criminalidad y justicia: El énfasis excesivo en los “derechos humanos” del criminal ha distorsionado el sistema judicial. Hoy, muchas veces quien se defiende es tratado como el verdadero delincuente.
  10. Medio ambiente: El ecologismo radical y el animalismo extremo, más ideológicos que racionales, han frenado el desarrollo de múltiples sectores productivos.

¿Por dónde empezar?

Sí, los impuestos son importantes, pero no son el único frente. El costo de mantener el resto del catálogo de leyes malas puede ser aún más alto.

Si los liberales queremos construir una narrativa efectiva, debemos abarcar todo el espectro. No olvidemos que los socialistas impusieron sus leyes malas mediante una narrativa integral. Nuestra respuesta debe ser igual de ambiciosa y profunda.

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